yo he visto cosas que jamás creeríais
- axelbeci
- 20 oct 2022
- 6 Min. de lectura
Llevo un tiempo ya sin escribir por aquí, sin saber muy bien qué contar y preguntándome en muchas ocasiones si lo que yo ponga o deje de poner en el blog es realmente relevante. Supongo que no. Unas cuantas palabras juntas que no llegan muy lejos, por interés o utilidad real.
Por otra parte, es una pena que ya apenas se escriban blogs, que la gente haya dejado de prestarles atención en favor de la inmediatez del instagrán, el tuiter o similares. Plataformas en mi opinión carentes de profundidad en las que no se puede (o no se quiere) reflejar la realidad compleja de las cosas.
Digo esto, porque a mí me gusta leerlos. Tengo un par de documentos word por ahí guardados con entradas de blogs copiadas y pegadas, auténticas joyas a las que me dirijo en ocasiones para intentar tener siempre los pies en el suelo del entrenamiento, en lo fundamental. Para no distraerme con tonterías y modas que no van a ninguna parte, que no aportan nada más que ruido y me distraen de la raíz del entrenamiento. Ayer, por suerte, un buen amigo me lo volvió a recordar, y hoy estoy releyendo parte de uno de esos blogs que debería ser de obligada lectura para cualquiera que pretenda hacerse llamar, no ya triatleta, si no deportista. Deportista.
Los triatletas, como norma general, y especialmente los que tenemos una predilección especial por las distancia más largas, solemos ser personas con una predisposición algo particular hacia el entrenamiento. Con una visión algo más estoica de la realidad, dejamos que ésta nos vaya golpeando y moldeando poco a poco, esperando pacientemente y viendo el proceso como un camino de años en el que no caben las prisas, no hay lugar para los atajos.
Cuento esto, porque tengo, desde hace unos meses, la suerte de haber podido coincidir con Maribel Blanco en el Club de Triatlón Las Rozas, donde estoy acabando el segundo nivel de entrenador de la Federación Española. Para los que no les suene, Maribel fue la primera española olímpica en triatlón, en Sydney 2000, y me suena que ha ganado una o dos veces el Ironman de Lanzarote, en 2002, allá por el año catapúm cuando no había redes sociales y esto del Ironman todavía no era excesivamente mainstream (conocido, ¿sabes inglés?) que digamos. Creo que, cuando lo ganabas, te daban una palmadita en la espalda, una medalla, las gracias por participar, y te ibas para casa, con el orgullo eso sí, de saberte un hombre (en este caso mujer) de hierro. Estamos hablando de una época en la que los neoprenos te impedían más que ayudaban, el carbono era un material que se usaba en la construcción de naves espaciales, y lo más parecido a unas zapatillas como las de Iden en Kona eran las Reebok The Pump. Y cómo molaban las Reebok The Pump. Joder, y esta gente entrenaba, vaya si entrenaban.

Maribel ganando en Lanzarote 2002
Ahora que están tan de moda los noruegos, y su supuesto “secreto” del entrenamiento, con todos los gadgets y tecnología que utilizan, hasta el punto de rozar lo ridículo en ocasiones (que, por cierto, lo del lactato en el entrenamiento no es nuevo, se lleva usando desde los años 90 más o menos. Hay un libro de un tal Jan Olbrecht por ahí bastante bueno sobre este tema), que parece que han inventado la pólvora mojada.
Vamos a ver, esta gente entrena, entrena mucho. Pero mucho mucho eh. No hacen otra cosa, y llevan haciéndola de forma continua desde hace bastantes años. Sin distracciones, sin impedimentos, en un entorno creado para ellos específicamente apoyados por la Federación Noruega, con una visión de mejora a largo plazo y sin prisa. Pero sin pausa.
El triatlón, incluso en sus distancias más cortas como el sprint o el supersprint, o los relevos, es un deporte de componente casi completamente aeróbico, en el cual el rendimiento está determinado por tener la mayor capacidad posible de transportar el oxígeno a los músculos, y de ser lo más económicos que podamos en el movimiento. Estos dos conceptos, consumo de oxígeno y economía, que en un principio querríamos que fueran de la mano (el ideal sería tener la mayor capacidad de consumo de oxígeno posible, con la mayor economía posible), suelen no ir del todo parejos. Alguien con un mayor consumo de oxígeno (el famoso VO2max), suele ser algo menos económico, algo más gastón, ya que dispone de recursos para ello. Y, por el contrario, con un menor consumo máximo de oxígeno, se suele ser algo más económico, ya que si quiero correr a la misma velocidad con menos motor, debo poder gastar algo menos en ese proceso. No sé si me explico.
Y esto, que no parece muy relevante en principio, en una carrera con las condiciones climatológicas de Kona, es clave. Me explico. Si dos triatletas, uno con un mayor Vo2, y una menor economía, y otro con menor Vo2 y mayor economía, van corriendo por la Queen Ka a la misma velocidad, con el sol abrasador calentándoles el cogote y la humedad empapándoles la piel, aquel que esté intercambiando una mayor cantidad de energía (a más consumo de O2, más energía), producirá más calor que tendrá que disipar. Alguien más económico conseguirá avanzar produciendo menos calor internamente. En Kona, por tanto, el triatleta más económico con un menor Vo2 tendría una ventaja comparativa, ya que su capacidad para disipar calor no se vería comprometida. Economía. No es casualidad que, como norma general, los mejores triatletas en Hawaii sean siempre gente “menos grande”. No es casualidad que Iden pueda correr así en Kona y Blummenfelt no. O que Skipper pueda correr en menos de 2h40 en Gales, pero no en Kona. And so on.
Pero vuelvo a lo que estaba contando antes, que me he desviado. El proceso de entrenamiento. Si no estoy equivocado, creo que no lo estoy, pero vaya usted a saber, la mayor mejora en la capacidad para transportar oxígeno, y la mayor mejora en la economía, no vienen de la mano de entrenar como un burro 5, 6 meses, un año, lesionarse, pasar 3 meses sin entrenar, volver a entrenar como un burro, volver a lesionarse, y seguir en el ciclo de entreno-lesión indefinidamente. La mejora en estos dos factores clave viene de la mano de acumular horas de entrenamiento de forma continuada, muchas horas (simplificando mucho, cuantas más mejor, aunque aquí habría que discutir cuántas son cuantas más para cada uno) a una intensidad relativamente baja (relativamente, ojo, que algo hay que hacer, aunque últimamente esté tan de moda eso de entrenar sin entrenar y respirar por la nariz cuando estás haciendo series de 1’ a máximo consumo; chorradas varias).
Y esa es la diferencia principal que yo veo. Todos los pros (y los no pros que andan como si fueran pros) meten muchas horas, todas las que pueden, a veces más de las que pueden. Esto, que parece una perogrullada, no es algo nuevo, lleva haciéndose en el triatlón 40 años. Dave Scott lo hacía, Mark Allen lo hacía, Craig Alexander lo hacía. Eran animales del entrenamiento, auténticos “pirados”. Entrenaban de 30 a 40 horas a la semana, a veces incluso más. Y esto, según yo lo veo, es algo que en España se está perdiendo. La gente no entrena por el hecho de entrenar, lo que comúnmente se conoce como entrenar para entrenar. En culturas como la anglosajona, o la germana, aparte de que la figura del entrenador está muchísimo más valorada que en la nuestra, la gente entrena, son frikis del entrenamiento, del deporte. Es decir, la gente se levanta a las 5am para ir a la piscina a nadar, day in day out. Y vuelven a entrenar por la tarde. Y no hablo de profesionales. Hablo de cultura del esfuerzo y de tener una motivación intrínseca lo suficientemente fuerte como para hacer ese esfuerzo. Si tu motivación es el post de instragrán, me temo que irás a la piscina dos veces a las 6am. Lo suficiente para hacer una o dos fotos. No más.
Estoy seguro de que, por la parte que toca al triatlón español, Maribel Blanco, Clemente Alonso, Eneko Llanos, Iván Raña, o actualmente Gurutze Frades, entre otros, lo hacían, lo han hecho. Entrenar como animales. Y tenían la capacidad para recuperar de ese entrenamiento y volver a entrenar al día siguiente. Pero, por suerte o por desgracia, en esa época no había estrava, y todos esos entrenamientos se perdieron, como lágrimas en la lluvia.
Cada uno de ellos, podría empezar esta entrada de blog, afirmándolo: “I Have Seen Things That You People Wouldn`t Believe”
“Time... to (die) TRAIN”

Comments